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viernes, 28 de mayo de 2010

Episodio 24. 1+1=3 (versión 2.0)

Queridos entes:

Después de poner a caldo (unos más, otros menos) a nuestros ex’s volvemos a mover la mandíbula y retomamos el sano vicio de meternos unas pollas en la boca.

Hace unos días hablábamos de los tríos, de mis experiencias y desencantos, y prometía que si se repetía alguna vez, y se entiende que con la misma persona, se contaría. Pues aquí estamos.

La verdad es que el primer trío que hicimos con Mario (¿acaso esperábais que dijera el nombre de verdad del chico?, que esto no es Sálvame… aquí se mantiene el economato de las terceras personas implicadas siempre) fue muy bien, muy ameno y muy fluido, y con eso no me refiero precisamente a los fluidos corporales (aunque tampoco hubo queja por parte de nadie) y como siempre uno nunca espera que pueda volver a repetirse. Sería un caso de probabilidad como si te tocara dos veces la Primitiva o el Cuponazo. De esas cosas que te pasan una vez cada mil millones.

Fue un trío donde nadie esperaba el autobús en ningún momento, ni fue ninguna competición por un quítame allí esas pajas (jejeje), ni ninguna competición, ni nada por el estilo. Estábamos todos para uno y uno para todos, como los Mosqueperros… Porque perros íbamos todos un rato,… largo. Y todo acabó muy bien, pues corriéndonos todos en exclusivo orden, sin estar nada programado, todo muy de corrido (¬¬’) y muy simultaneado. Placentero al mil por mil.

Y cuando surgió el segundo… Porque las cosas hay que dejarlas surgir, nunca provocarlas porque no sabes por dónde te van a salir los tiros. Que la primera vez puede estar bien pero, ¿segundas partes fueron buenas?… Pues todo igual o incluso mejor que el primero. Total si ya nos conocemos y sabemos lo que nos gusta a unos y a los otros. Así que repitiendo con más ganas. Para mi gusto fue bastante mejor (creo que compartirán opinión los otros participantes). Nada de innovaciones extrañas que pudieran romper la armonía de la primera vez. Fue exponencialmente mejor. Una progresión aritmética. Mmmmmm…. Detalle muy placentero: (le guayominí dus points) Que lujazo tener dos buenas pollas en mi boquita al mismo tiempo… La del Consorte y la de Mario. ¡Deseo concedido Madame! Que uno cuando se pone perr@ se pone… Como todo hijo de vecino.



No sé. Creo que con Mario estamos consiguiendo una buena amistad. Sin llegar a ser follamigos, puesto que filosofamos sobre el término y no sabríamos que tecnicismo utilizar, se está manteniendo una amistad muy grande y poco a poco más importante y más sólida. Que no solamente follamos oigaustéee. Charlamos de la vida, de nuestras cosas, del mundo, de lo fashion, de lo trash, de la pareja, del mundo osuno, del mundo en general…

Así que si hay más veces en las que se pueda repetir no seáis perras y esperéis ansiosamente a que os lo cuente… lo siguiente queda entre la Madame, el Consorte y Mario…

Si hubiera más “Marios”…. Ya me lo pensaré si hablo del tema. Que los cheques van muy cotizados últimamente… Jejejeje.

La Madame.

martes, 25 de mayo de 2010

23. Creo que mi ex es gilipollas…


¿Qué motivos tengo para contar esto?

Ains… si yo empezara a largar cosas sobre mi ex creo que me quedaba más solo que la una y me daba como para escribir unos 15.631 blogs. Pero deberé contenerme y hacer una reflexión sobre el tema…

¿Por qué lo es? Pues para empezar me remonto al día en que lo dejé con él. Entre mil perrerías que me pudiera hacer (sobretodo tema obsesivo-compulsivo del control) la que más destaca y fue motivo de la ruptura fue que durante una cena de trabajo a la que él no podía venir por ciertos motivos; primero: un servidor no había salido del armario (y mira que odio esta frase) a nivel laboral y presentarme con un “amigo” levantaba extremadas sospechas y la cosa podía acabar mal (bueno y lo acabó porque acabé siendo despedido de mi puesto de trabajo por ser maricón –pero gané el juicio y se jodieron y tuvieron que aflojar la pasta). Y segundo: no me apetecía porque él era súper controlador.

Así que un servidor cena tan de lo lindo y cuando mi ex viene a buscarme a la salida me tira en cara que cómo era posible que nos hubiéramos cruzado en el camino al lavabo y no se me hubiera ocurrido saludarle ni decirle nada. Así que podéis imaginar la cara de gilipollas que se me quedó al oír tal frasecita. Le pregunté qué como había pasado todo y me contó que él había estado cenando en la planta de arriba del restaurante mientras yo estaba con mis compañeros de trabajo en los reservados de la planta inferior. ¡Toma ostia que me llevé! (en sentido figurado porque nunca me llegó a poner la mano encima). Total, que me cansé de aguantar impertinencias, celos y demás motivos totalmente injustificados y lo envié a tomar por culo (muy pasivo… por cierto).

Y ahí acabó la relación. Mira tú por donde. El muy cabrón se quedó con mis amigos, que ahora no me hablan por haber sido tan cruel y déspota con mi ex… claro… ¿y él no lo fue nunca conmigo? Corramos un estúpido velo…

Y desde hace unos cuantos años, creo que los que yo llevo con mi consorte, convive con un payo-ponny, al que no soporta, que me decía en su día (antes de perder el contacto entre nosotros) que era un niñato caprichoso y malcriado, si hasta me explicaba sus relaciones (mira cómo me folla, mira todo lo que me hace) y me llegó a enviar fotos de la polla del susodicho… pero me lo traigo al país, me caso con él y le doy papeles (te recuerdo que no lo soportas y que lo criticas a la primera de cambio. Claro… el hombre no puede vivir solo, necesita alguien que le aporte compañía y “le quiera por lo que es”… y yo que soy muy cruel sé que a él (éste en concreto) le quieren por su cartera, por sus BMW y por todo lo que haga falta. Porque si antes era yo quien vivía con una sombra, un parásito, un control absoluto… ahora es él quien lo soporta. ¿Existe la ley de compensación universal?

Y me pregunto: ¿qué tienen los inmigrantes (en especial todo el cono sur) que no tengamos el producto patrio? ¿Follan mejor? ¿Hacen más guarradas de las que haríamos nosotros? ¿Es una leyenda urbana que solamente se mueven por intereses económicos?

¿Quién no tiene un ex que ahora tenga por pareja a un inmigrante? Desde luego que no soy para nada racista… pero ¿existe una motivación especial para este comportamiento que creo que empieza a ser la tónica dominante entre los ex?

Decepcionante….
La Madame.

(* la foto no correspondería con el contenido del post... pero realmente es como se sentía en esa relación).

martes, 18 de mayo de 2010

22. Repasador… de paquetes


¿Qué esperábais? ¿Qué lo fuera de facturas?

En slips, en boxers, calzoncillo de pata larga, bañador, culotte de ciclista, speedo, short, tejano, naked, tanga, jockstrap, traje ejecutivo, chandal (sin ropa interior… ¡por favor!)… Me da lo mismo la presentación de la comida… seguro que me gustarán todas. ¿Cuántos paquetes procesan tus ojos al cabo del día? En mi caso incontables porque es a lo primero que dirijo la vista cuando veo por la calle a alguien que me haga “tilín”. Infinidad de veces le he dicho a mi consorte: “estos tejanos no veas como marcan”… y me gusta. Sí, me gusta que él marque paquete y que los demás también marquen. ¿Qué pasa? ¿Que tú no miras hacia donde carga la gente sus paquetes? (y no me refiero al mensaka de SEUR… aunque hay algunos que… Grrrrr…. ¡Omáaaaa!).

Yendo en moto de “paquete”, conduciendo el coche, en el interior del vagón del tren, metro, autobús o tranvía… Ahí me tienes oteando el horizonte en busca y captura de nuevas metas visuales. Vamos, que los heteros sí se pueden fijar en las tetas de las féminas y yo no puedo mirar paquetes. Vamos listos, listos, que esto ya ha empezado.

Barcelona, uno habla de lo que más domina, es un buen escaparate paquetil; sobretodo la zona comercial de Portal de l’Àngel, Comtal, Portaferrissa, Catalunya (zonas super gay-friendly que incluyen la entrada/salida de dos concurridas saunas), o la zona del Gayxample que naturalmente parece una pasarela de moda con tanto chulazo, osazo, chaser o lo que sea que corretean por allí; y más ahora que empieza el verano y el tema pantalones pescadores (piratas para los entendidos), bermudas de lino y otras delicadezas empiezan a abundar y aflorar; ya sea de producto vernáculo o de forasteros la caza visual de paquete empieza su temporada más alta y más caliente.

También hay que reconocer que el pantalón tejano suele generar sus dudas debido a las características de su composición (generalmente tejido más gordo) y suelen ser menos de fiar que un buen traje de ejecutivo o cualquier tipo de ropa deportiva. ¡Cuántas veces había sudado en el gym!, y no exclusivamente por las sesiones dirigidas o por las estancias en la sala de máquinas. Esos mini boxers, por llamarles de alguna forma, que insinuaban (muchas veces) o dejaban ver claramente (las menos) la mercancía tratar posteriormente en las duchas o en la mismísima sauna de vapor.



Y luego también está el marcador de culete… Porque está claro que si el sentido de la marcha lo permite primero miras la vanguardia y luego naturalmente repasas la retaguardia y todo el continente en general. Anda que no he tardado yo en encontrar discos en la FNAC… (siendo una excusa barata para repasar la mercancía que allí se exponía –y no hablo de la musical-). Y como lo haces de forma distraída e intentando no follarte con la mirada al portador pasas totalmente desapercibido y no estás en riesgo de que te parta la cara algún heterosex molesto… porque al gay le pongas o no le pongas se sentirá muy halagado con tu repaso visual. Incluso podrías tener suerte y el repaso acaba en reconocimiento y prueba de calidad de la mercancía.

Por favor… que lo hagan categoría laboral con derecho a cotización a la Seguridad Social.
Sería supervisor general para España y sur de Europa.

El vicio me puede.

La Madame.

viernes, 14 de mayo de 2010

21. El Club de la Hucha.


Es que es inevitable. Además ahora con esta moda de llevar los pantalones “cagaos”… Te los encuentras en cualquier lugar o momento. Calzando boxers, calzando slips, tanga o incluso en plan comando o kamikaze (hay que puntualizar que en contra de lo que se piensa esta opción no es ir con restos en la vanguardia o la retaguardia de la tela… sino ir sin ningún tipo de tela envolvente… como hace un servidor). Y ahí están: se agachan a buscar cualquier cosa en la estantería del super, a recoger alguna cosa que se les haya caído y las tienes llamándote a gritos y requiriendo tu atención… ¡¡La HUCHA!!

Grandes, pequeñas, medianas. Curtidas. Pecosas. Peludas, lampiñas, afeitadas/depiladas, caídas, bien turgentes, morenas, blanco cerúleo, a dos colores (la marca del bañador nunca te perdonará). ¿Y qué haces?; es imposible dejar de dirigir tu mirada hacia esos trozos de carne, así que te quedas embobado mirando esa hucha que nunca podrás catar.

Y luego está la hucha sucia, la hucha obrera, hucha ordinaria… Algunas apetecibles, otras un poco mas abominables. Esas que se ponen a mover sacos de cemento y levantar paredes como si nada. Esas que se ponen a gritar a las féminas ordinarieces del estilo “te comía toó lo negro”… porque por desgracia (o suerte según los casos) un gran porcentaje de la hucha obrera es heterosex.

La hucha ajena y espontánea, la que pasea por la calle tiene su morbo pero es bastante efímera. La hucha playera… esa que no cabe dentro de ese bañador tan pequeño.

La hucha de supermercado, de reponedor de supermercado exactamente, es mucho más atractiva porque es más duradera e incluso la puedes “dominar” pidiendo que te explique donde encontrar cierto producto. La hucha obrera también es morbosa; sobretodo fontaneros, electricistas o cualquier ñapas que te tenga que hacer un trabajito en casa. Y por trabajito no me refiero a un polvazo por mucho que te ponga perr@ pensar en qué harías con esa hucha en tu poder.

Y te pones a pensar la de cerdadas que harías con eso entre tus manos o cerca de tu boca… Un buen apretón de nalgas, unas buenas sobadas que ríete tú del mejor de los masajistas, unos cachetillos morbosos (aunque hay gente que los odia… como mi señor consorte), o menos cachetes y pasamos a un buen spank, un besito… algo más que un beso: vamos… que sí… no te hagas la tonta: un buen beso negro (¡qué sí tía!, una comida de ojaldre como dios manda). Porque (vuelven las aclaraciones) un beso negro es una comida de ojete mejor o peor hecha y no pegar un pinchito… que clavarla es hacer un griego ¿vale?. ¡Qué poco internacional estás últimamente!. Una corrida externa… que anda que no da gusto notar la lefa calentita resbalándote y recorriendo tu ojete… Ains, escalofríos placenteros me entran solamente de pensarlo y recordar las veces que lo he practicado.

Creo que voy a promover a la UNESCO la creación del día internacional de la hucha… ¡Y todos a enseñarla!

La Madame

lunes, 10 de mayo de 2010

Capítulo 20. Nos vamos de cruising. ¡Y sin hacer las maletas!

Mirando la Wikipedia no he podido evitar reírme al leer la definición del “Cancaneo”. Sobretodo por la distinción que se hace entre el cruising (exclusivamente gay) y el dogging (exclusivamente hetero). ¿Qué quiere decir eso? ¿Qué los gayers no utilizamos a nuestras mascotas en el sutil arte del polvo rápido? Ains… cuántas cosas me pierdo…



Resumiendo: el cruising es la forma rápida, anónima y morbosa de pillar un maromazo mientras paseas “inocentemente” por una zona boscosa que podría situarse cerca de la Autovía de Castelldefels, por las dunas de la Platja del Remolar en el Prat, por el parque boscoso de la montaña de Montjuïc en Barcelona, por la Casa de Campo en Madrid, los Cantones en A Coruña o tantas y tantas partes de la geografía sexual española. Y sin compromisos de matrimonio, chats interminables por las páginas de contactos, aplicaciones para el iPhone o similares.

Paseas (preferiblemente de noche), observas el mercado, intercambias miradas y cuando te descuidas tienes una polla en la boca. Bueno… una polla, o dos o incluso en cuanto menos te lo esperas te ponen (o pones) mirando a Cuenca. Así de fácil. Acabáis el tema y cada uno se va por su camino, sin pensar en con quién te lo has montado o si volverás a repetir con él/ellos. También tienes el riesgo de sexo interracial, en el que las mayoría de veces serás tú el que mire a La Meca, o de encontrarte con algún madurito atractivo (y con madurito me refiero a cuarentón que no llegue a 50 años), que como dice mi amiga Lola no soy ninguna ONG para mantener sexo con el sector Jurassic Park.

El problema es que las zonas de cruising cada vez están más vetadas dentro de los límites de la ciudad y has de irte más lejos a practicar este noble arte. No se qué manía tuvo el Ajuntament de Barcelona en podar toda la montaña de Montjuïc y dejarla más pelada que el coño de la Barbie. Entonces te buscas la vida y empiezas a descubrir lavabos en los parkings de Paseo de Gràcia (tristemente cerrados en la actualidad), o en los de la estación de RENFE de Catalunya, Sants o en la estación de autobuses del Nord. O rizando el rizo los de esos grandes almacenes de corte anglosajón. Fijaros si los lavabos del Corte Inglés son de dominio público internacional que tienen sección propia ¡¡en la prestigiosa Guía Spartacus!! ¡Toma ya!


Recuerdo un escarceo que tuve con mi señor consorte un día en los lavabos del Corte de Can Dragó (BCN)… aunque no era por el morbo de montármelo con él en los lavabos. El morbo residía en que yo era trabajador de la empresa… y no sé… pues como que era una fantasía mantener sexo en esa situación (en el trabajo). Aunque el morbo era total y teníamos miedo a ser encontrados guarreando allí… Nunca fuimos pillados.

Otro recuerdo un poco más lejano se remonta a la Playa de Chernobyl en Sant Adrià de Besòs, un lugar al que solamente se podía acceder en coche. Después de follar hasta la saciedad con el maromo que me acompañaba tuve la “agradable” sorpresa de encontrarme a la salida de la zona con una patrulla de los Mossos d’Esquadra… ¿pillados in fraganti? Bueno… no tiene por qué:

“Buenas noches, de dónde vienen”.
“¿Qué quiere que le diga? ¿Qué venimos de hablar?”.
“Puedo revisarle el cenicero”.
“Faltaría más señor agente”.
“Muy bien, todo correcto. Buenas noches”.
Ains…. Cómo me hubiera gustado que el señor agente hubiera participado en el escarceo sexual. ¡Cómo me ponen los uniformes!

Mira… os dejo que me acaban de venir ganas de dar un paseo con mis perras…

La Madame.

jueves, 6 de mayo de 2010

1 + 1 = 3

Lo sueñas. Te da miedo probarlo. Lo envidias cuando te lo cuentan. Otras (otras veces, quiero decir) se hacen las recatadas (para variar) y dices que eso “no va conmigo”. Pero ¿cuántos has hecho al cabo de tu vida? Saca la calculadora y ponte a hacer operaciones. Con tu pareja, con otras parejas, con totales desconocidos… con una cantidad aún más grande de desconocidos… ¡Coño! ¿Orgías?... Podría ser pero hoy no toca hablar de esto. ¿Tríos? ¡¡Pues claro hombre!! ¿Qué esperabas? ¿Qué hablara de una partida de parchís o de Trivial?



Para empezar se podría considerar que el trío es una variante más (una variante extra) de la postura que toca hacer ese día… Que empezamos a tener ya el misionero bastante gastado ¿no crees? Y tampoco tenemos los cuerpos y la paciencia para experimentar cosas nuevas del Kamasutra. Y como toda variante no debe ser motivo de repetición ni de forma habitual ya que pierde toda la gracia (creo).

Tampoco no es que aquí servidor tenga una experiencia brutal, por lo menos no con su consorte, aunque sí en solitario. Ha sido el tercero con parejas (tercero consentido, no la putita…, aunque también he sido la putita… para que negarlo) y otras tipo rollete sauna que sin saber cómo acabáis tres personas dentro del cubículo. Aunque para mi gusto prefiero que sea entre tres desconocidos puesto que los efectos competición son menos palpables. ¿Que qué quiero decir con esto? Pues fácil…

(basado en hechos reales) Once upon a time… (creo que fue mi primer trío) fui el tercero con una pareja a la que le apetecía un trío conmigo y eso… que acepté. ¿Qué pasó? Pues para mí fue ver como dos tíos se daban, figuradamente, de ostias por mí (vamos a ver… que tampoco uno es un bellezón), los dos querían hacérmelo todo. Uno me la comía, el otro iba detrás para ver si lo superaba… Y así con todo. Entonces digo yo ¿No es más fácil compartir? Si queréis comer pues lo podéis hacer los dos al mismo tiempo que también es placentero para el comido y morboso para los que comen… y otras cosas varias y variadas, of course. Total, que salí de allí bastante escarmentado (faltó que me estirara cada uno de un brazo como en películas y que se discutieran: “es mío”, “no, es mío, zorra”).

Así que los siguientes decidí montármelos de tal forma que los tres fuéramos desconocidos y que como mucho hubiéramos intercambiado algún que otro juego de miradas esa misma noche en la sauna antes de dar el paso a dejar abierta la puerta del cubículo y que entrara un tercero en el juego.

¿He repetido con parejas? ¡Claro! Que uno el nivel de recatamiento lo tiene por los suelos, casi inexistente. Aunque he intentado mantenerlos a raya intentando que no surjan las competiciones… y, por descontado, la experiencia es un grado. Y parece ser que ha ido funcionando.

Luego está el efecto “discriminación” porque resulta que entre ellos se conocen y atacan el uno al otro y tú te quedas allí mirando como el que espera el autobús y no entiende los horarios que están expuestos en la misma parada. Recuerdo que una situación parecida me pasó con mi consorte (nuestro primer trío juntos creo recordar), pero por suerte supo reaccionar a tiempo y también me miraba con cara de “sí… estás esperando el autobús y yo tengo ganas de que este acabe porque empiezo turno nuevo” (no sé si me explico con claridad)… Pero por suerte no ha vuelto a pasar… además de no volver a incluir al susodicho en ninguno posterior.

Porque luego te asalta la duda… ¿repetimos con el mismo? De momento no ha ocurrido… Pero si pasara sabéis que aquí estaré para explicároslo.

Polifacética y multifuncional.

La Madame.

lunes, 3 de mayo de 2010

Hago lo que me sale de la punta del piercing de la punta de la polla.

Si hay algo que este mundo mariconil me ha enseñado es que en ocasiones hay muchas cosas que son como las patatas Pringles, que “once you pop, you can't stop”, y no... No estoy insunuando que vaya suelto de la barriga. Estoy hablando de los tattoos y los piercings. Empiezas con uno, tímidamente, y cuando ya lo tienes y te estás quejando del dolor que hayas podido pasar estás pensando inmediatamente en cuál y dónde será la próxima adquisición. Además es un tema que siempre me ha entusiasmado y me ha provocado muuuucho morbo. Si hay algo que recuerdo de la primera vez que follé con mi consorte (además de la ducha de lefa que le pegué) fue cuando vi que se bajaba los calzoncillos y vi que de la punta de su rabo aparecía un aro de acero y me dije: ¡Coño!... Esto es nuevo para ti Madame... ¡p'adentro! Y a comer polla...

Tal vez sea mi predisposición innata para el guarreo y cerdeo pero en ningún momento se me pasó por la cabeza: “pobrecillo... a saber el daño que le habrá hecho” o “uffff... pensando en eso seguro que se me baja... menudo daño” o cosas por el estilo que más de una vez habré tenido que escuchar en saunas, cuartos oscuros o sitios aledaños.
Así que después de estar trabajandole la polla levantando la vista vi que ademas había más piercings en otros sitios... Más perra me puse todavía. Tampoco es que aquí uno tenga fijaciones con las ferreterías, pero bueno... unos cuantos bien puestos pues me ponen cerdako total. ¿Y a qué lleva todo esto? Pues al efecto simpatía... acabé con un pezón perforado (hoy tristemente solitario de piercing... snif snif...) y con el rabo también atravesado por un aro. Y lo que disfruto... Bueno y lo que disfruta él... Que si hay algo que no he dicho pero que se puede intuir es: No veas que gustazo notar una polla y un aro de acero dentro de tu ojete o tu boca al mismo tiempo (versatilidad total en todos los sentidos)... Y el que quiera que lo pruebe.



Todo que entre los gayers lo más usual es llevar en los pezones ¿Cuántos heteros encontrarás con el pezón perforado? ¿Y con el rabo? Jaja... Si bueno, aparte del “fundador” del piercing el Príncipe consorte Albert y hablan también de Mussolini. Pues eso. Que los piercings son terreno bastante explotado en gayland. Aunque conozco alguno que lleva un PA, o incluso recuerdo una vez en una sauna un pollón enorme con una mierda de piercing (de oro ¿?) en en la piel del capullo... Y nada... Polla p'adentro... Y el tío sorprendido de ello... Jajaja...



Lo dicho: que me ponen guarro a tope. Pero también recuerdo que no soy partidario de ferreterías o de freaks al estilo Conney Island Circus. Eso para mi próxima vida.

Además que los piercings de los pezones son ideales para jugar con las clamps... Pero eso será otra historia.
A lo mejor en el siguiente post vuelvo a vestir un reluciente piercing... ¡o dos!

La Madame.