La verdad es que he estado muy pocas veces con algún mulato o con alguien oscuro de piel. Y sí que puedo confirmar una cosa: esa leyenda urbana que se oye por ahí es cierta… “el tamaño sí es grande”.
A Chocolate Sexy lo conocí en una sauna (siento escandalizar a los lectores) y la verdad es que fue una aventura entre dulce y amarga… Llamémosla “agridulce”.
Dulce porque Chocolate Sexy no tiene mal cuerpo. Brazos fuertes, musculados pero no trabajados en gym; no mucho más alto que yo (aunque la altura jamás me ha sido un impedimento o una limitación). Tampoco es un six-pack y no luce barriga cervecera. Tiene el tamaño exacto de barriga de cualquier persona que no tiene obsesión por su cuerpo pero tampoco lo tiene dejado. Unos huevos grandes y colgantes, que me recordaban bastante a los del Consorte, y un buen rabo, larguito, robusto y grueso. Un rabo de esos que da gusto comérselo. De los que no te cabe totalmente en la boca aunque te dejas poca cantidad fuera. He de decir que tampoco no es el hombre caballo pero he tenido pollas más grandes en mis manos y en mi boca.
Con una boca deliciosa de morritos jugosos y comibles (de los cuales no tuve ninguna queja), Chocolate sexy es de esas personas que le encanta besar, morderte los labios suavemente, y juega con su lengua que mueve cada vez más rápido cuando más cachondo está.
Encantado de que le trabajen los pezones… cosa que pedía a gritos solamente con una mirada de sus ojos marrones. No me quito de la mente sus pequeños sollozos, incluso tuve que preguntarle si no le gustaba o si apretaba demasiado y el tío lo único que hacía era llevarse sus manos a las mías mientras le apretaba los pezones para que ejerciera más presión.
Aceptaba también unos cachetes en su duro culo prieto mulato. A los que respondía con unos gemidos de gozo y mirando nuevamente con cara de deseo y de ansia. Incluso un buen trabajo en sus cachetes con un masaje y un magreo duro, con fuerza y unos roces sensuales con los dedos en las proximidades del agujero de su ojete. Que se podía notar como gozaba y palpitaba de ansias de algo más.
Porque fue el primero en bajar su lengua desde mis pezones a mi polla recorriendo toda mi barriga. Porque sabía muy bien como comerme el rabo. Porque la iniciativa ajena siempre me pone más cachondo.
Algo había que pedía a gritos mientras yo disfrutaba con su polla en una mano y sus huevos cogiéndolos con la otra. Mientras nos besábamos… Algo que los dos deseábamos pero que hizo que me bloqueara totalmente.
Mientras le pajeaba me pidió que me lo follara. Yo me quedé encantado con la petición. Es más, me hubiera gustado follarme ese culo caliente, duro y voraz. Pero una alarma se me encendió directamente en el fondo de mi cerebro. Algo que hizo que cambiara totalmente mi visión y mi disfrute de ese momento…
Amargo porque en ese momento de lujuria y dejarse llevar por el momento pensé, no sé bien bien por qué, que Chocolate Sexy podría ser un chapero. Así que toda la emoción del momento se diluyó en medio segundo.
Chocolate Sexy tenía la obsesión de que me corriera encima suyo y esa petición ya la había soltado varias veces antes mientras cerdeábamos. Tampoco no tenía muchas intenciones de quererse correr porque evitaba ciertas embestidas de mi mano sobre su polla mientras yo notaba que se acercaba ese momento en el que los huevos se ponen más duros y suben un poco para quedarse más pegados al cuerpo… Es el momento premonitorio de la corrida.
Aunque al mismo tiempo hay pocos chaperos que permitan que se los follen, éste estaba obsesionado en que le clavara mi rabo fuera como fuera. Entre esa obsesión y las ganas que él tenía que yo me corriera a cualquier precio (mira que ironía me acaba de salir) le dije en ese momento “sabes… es que a mi no me gusta follar”. Y nos quedamos los dos con cara de vamos a poner solución a esto… Así que de forma bilateral decidimos poner fin a tanto frenesí.
Naturalmente las cosas no hubieran acabado en una transacción económica pero las experiencias de estar en una sauna y estar oyendo al pasar por alguno de los cubículos frases en las cuales los habitantes de esos espacios pedían compensación económica por una mamada o un polvo llenan mi mente en ciertas ocasiones.
Agridulce porque perdí un gran polvo por una mala pasada de mi cerebro. Pero de momento que me quiten lo comido… y lo que me comieron también.
que fuerte. nunca folle con un negro o con un mulato. quiero saber mas cosas de tus royos sexuales. me hago cantidad de pajas con tus historias.
ResponderEliminarPues a mi se me está antojando chocolate...sexyyyy !uhmm
ResponderEliminarTu relato y el nombre del sujeto me han puesto palote total, guapo...
ResponderEliminarLo que no acabo de entender bien desde mi inocencia, es la razón por la cual pensaste que podía ser un chapero y en segundo lugar, qué supuso en tu mente tener un rollo con un chapero, porque de tal como lo cuentas, él no parecía fingir...
Iluminame con tus aclaraciones, porfa.
Un abrazo.
yo kiero un negro, negro, pero muuuuuu negro. es uno de los fetiches k me encantaria cumplir. a ver k dia me consigues uno, maridin!
ResponderEliminarhttp://amateurs2011.blogspot.com/
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