Masaje con final muy feliz...

Pedro es masajista. Y tiene las mejores manos que han pasado por mi espalda. Es un gran osteópata. Y tiene el culo más tragón de los tíos con los que haya estado alguna vez en mi vida.

Siempre me ha hecho los masajes estando totalmente desnudo. Y no pone ningún reparo en dejarse tocar cualquier parte del cuerpo mientras él te repasa a ti. Piernas fuertes, un culito pequeñito pero muy duro y muy apretado. Unos brazos geniales para su trabajo y un cuerpo de escándalo.

Sabe cómo y dónde apretarte sin problemas. Y sabe dónde ser muy sutil y sensual. Cuando te está trabajando la espalda siempre intenta provocar el roce de su polla contra tus piernas o tus brazos mientras tu estás relajado en la camilla. Y la acción comienza cuando se dirige directamente a tus piernas. Roza siempre tus ingles mientras pasa la mano suavemente por tus huevos. Y en ese mismo momento comienza otra vez el roce de su polla, que cada vez la notas más dura, contra tus muslos.

Alguna vez notas como sus manos, sin querer, rozan tu polla que en ese momento ya está totalmente dura… Pero es especialista en dejarte un poco con el ansias de querer llegar a mas. Entonces es cuando sin darte cuenta ha acabado de trabajarte y te pide que te des la vuelta y te pongas boca arriba. Y como el que no quiere la cosa te lo encuentras masturbándote con una mano mientras con la otra busca lubricante para trabajarte mejor. Y de golpe te encuentras un condón en la polla mientras Pedro comienza a subirse poco a poco en la camilla y se sienta encima de tu polla para que comiences a follártelo.

Es una bestia follando. Además le entra al momento, sin necesidad de empezar poco a poco. Tal vez ayudado por exceso de lubricante o tal vez porque como ya he comentado no tiene problema en que le entre de todo. Después de unas cuantas embestidas te obliga a bajar de la camilla y poco a poco se apoya con las manos encima de la camilla dándote la espalda esperando que vuelvas a embestirle. Y ahí lo tienes gimiendo y pidiéndote más. Hasta que acabamos los dos en la habitación con Pedro tumbado en el borde de la camilla y yo de pie volviendo a bombearle el ojete.
Es curioso pero las veces que he follado con él se corre más bien poco. Es poco lechero, pero es tan morboso follando que ese detalle acaba no siendo importante. Le encanta que te corras en la puerta de su culo. Y disfruta siempre viendo la cantidad de lefa que le suelto encima.

Y ya una vez descargado de todo tipo de tensiones continúa el masaje. Aunque ya estás tan relajado que ya no notas qué está haciéndote.

Se que seguramente no soy la única persona que se folla a Pedro, pero eso me da totalmente lo mismo. Hacía mucho tiempo que no era activo con un tío, y Pedro siempre es una buena forma de recordarte que eres totalmente versátil.

Estoy empezando a notar ciertas molestias de nuevo en mi espalda.

Voy a buscar mi teléfono.

Vamos a ver… Pedro… 66…