
Como el verano no me está dando ninguna novedad gráfica ni “escribible” tengo que tirar de memoria (histórica) y desempolvar de la neurona alguna vivencia que me haya hecho gracia y pueda merecer ser contada. Aunque haya podido ser traumática.
Todos hemos estado, alguna vez, con algún maromo de esos que gritan como cerdos desangrándose (arrrrrrrgggghhhhhh) cuando se corren, otros que parece que ven a la Virgen (¡sí!¡sí!¡siiiiíiiiiii!), algunos que solamente emiten un gemidito y tardas más de media hora en enterarte si se han corrido o no, otros a los que les dan convulsiones (mi Consorte puede haceros un tratado incluso), otros que ni se inmutan y otros que se te ponen a llorar como niños (¿?).
¡Sí Maricón!, lo has leído bien… Gente que llora cuando se corre.
Comprenderéis que se me haga difícil poderlo “transmitirlo” en palabras y como decía en el anterior post, una imagen vale más que mil palabras, todo y que aquí sería más factible un vídeo. Contándolo con un poco más de detalle hay que decir que el sujeto tenía los pezones un poco apretados y doloridos a voluntad propia después de tenerlos un ratito trabajados… pero los gemidos y lagrimas que le caían al susodicho en el momento idóneo no eran motivados por esa sesión “pezonil”.

Resumiendo: el tío lloraba como un niño de diez años cuando se corrió.
Resumiendo -parte dos-: se me quedó cara de gilipollas total integral en el cubículo de la sauna. Así que con cara de asombro y un poco intentando evitar el descojone salí del cuarto. Ya podía ser un cuarentón macizorro interesante de pelo canosote (¡¡que me pone perra!!... ains como me pierden las canas, querido Chispi: vete alejándote de mi que no llego a responder de mis actos).
Lástima que el tío estuviera de un nivel potable superior, que se fijara en alguien como yo, que lo pasáramos más o menos bien (¿?)… Pero está claro que lo único que podré recordar de aquel encuentro saunil fue ese desgraciado momento corridil.
Gente rara te encuentras en todos lados, y desde luego esta siempre será una historia para (no) recordar.
Si es que las saunas dan mucho de que hablar, y muchas historias que contar.