Aunque no lo parezca, por la porquería de tiempo que hemos tenido esta última semana, añadido a una supuesta nube “amenazante” provocada por un volcán de Islandia de nombre semejante a una estantería de IKEA®, ¿o era de una silla?, ha pasado la Semana Santa, estamos acariciando el mes de los capullos (las flores.... vamos) y se acerca inexorablemente.... ¡la caló!
Y con el calor BCN se llena de cuerpos esculturales marcando tableta de chocolate abdominaloide, brazos que son casi como mi pierna y otros cuerpos que te hacen que empieces a salivar como una vulgar perra (en celo, por descontado). Y además se nos avecina más y más turismo... y ¿a dónde quiero llegar con esto? Está muy claro... ¡¡que el mercado de pollas se amplía considerablemente!!
Las mejores pollas, las “guiris”, porque son polvete (o comida) de un día y ya no te persiguen ni se te encoñan... que haberlos los haylos. Y entonces se nos viene a la mente la frase de “Si las miradas follaran”... y claro: si se hiciera real todos nosotros tendríamos hijos repartidos por todo el bueno; bueno más concentrados en Italia, el Wallominin (deux points), y la eterna Francia. Y después ¿qué pasa? NADA. Que te corres y cada uno para su casa, bueno tú para tu casa y él se queda en el hotel. O si no salís del cuarto de la sauna, os dirigís hacia la ducha y luego a la hora de cambiarse es como si nada hubiera ocurrido o incluso como si no os conocierais de nada. ¡Coño! ¡Qué es un guiri, no tu vecino del cuarto!
Y la obsesión que tienen todos por follarte... ¡Que no! Que solamente quiero comértela, ¿necesitas un plano detallado?... “Te la quiero poner ”... ¡Ustedes se creen que una señorita recatada (claro... catada por unos y por otros... RE-CATADA) tiene que oír semejante frase! Claro... que te quedas pensando el caragamba éste que me ha querido decir y te vas al diccionario mental FOS (Belén Esteba dixit) y entonces descubres (o eso te parece) que el inglesito de turno de la sauna te quiere poner mirando hacia el Big Ben... pero yo no quiero mirar hacia ése, no... si no al que tiene entre las piernas. Total que como no te dejas follar el tío se va (literalmente... vamos... que no se corre) y que te deja con la boca medio abierta (entre asombro y ganas de metértela dentro) y te vas a la caza y captura del siguiente que tiene acento de Chinchón-la-Provence, que aunque sea del país y tenga la intención de enchocharse contigo... los de aquí somos más facilones y vamos a lo que vamos.
¡A COMER RABO!
Sed malos... Malotes.
La Madame.
jajajajaja Madame, ¡qué cosas nos cuentas! En lo que se refiere a Relaciones Internacionales, al parecer soy toda una experta (no es por nada que me han dicho que soy más internacional que Kofi Annan). En cuanto a los habitantes del Wallominin, ten en cuenta que no están acostumbrados al calor español... Con ese clima tan horroroso que tienen que soportar (los 334 días de invierno con ese frío que hace que se te quiten las ganas de desnudarte hasta para bañarse), es normal que - cuando llegan a España con ese calorcillo - quieran ponerle a todo ser viviente mirando hacia Big Ben. Es lo que tiene el sol, te pone como una auténtica perra calentorra. Sin embargo, pasa lo mismo con los extranjeros que visitan Londres. No sé si viajar largas distancias tiene algún efecto sobre las feremonas, pero todos quieren jugar a ser maquinistas de British Rail en tu túnel de amor.
ResponderEliminarQuerida Lola...
ResponderEliminar¿Me estás diciendo que viajar largas distancias entraña que se desarrolle extrañamente el gen de "soy activo, así que me la comes y te follo o nada de nada...."? ¡¡¡Madredelamorhermoso!!!
Me tengo que aplicar mas en hacer mi tesina... jajaja...
Un placer leerla siempre, aqui y en su blog (of course).
Carinyet... Eso parece, aunque hay varias maneras de mirarlo:
ResponderEliminara) Puede que sólo los más machotes viajen.
b) Como ya he dicho, viajar largas distancias hace que se desarrolle de manera muy exagerada el gen denominado Tepongomirandopacuenca (vocablo del Nahuátl).
c) Eso de conocer el mundo puede abrir nuevos horizontes y lo mismo hace que hasta los más amanerados se convierten en tapaculetes depravados.
La verdad es que no lo sé muy bien. Hablando de experiencia propia, sé que - como buena señora que soy (si me lo digo suficiente, lo mismo me lo creeré) - en cuanto me saquen de Barcelona, me convierto en loba; pero cuando estoy en casa, me tienen que cazar... però això és - com va dir en Buenafuente - una altra cosa.
Excusez-moi Madame, pero a mi sólo dadme un strap-on y le soplo en la nuca a cualquiera que se me ponga a tiro... y sin necesidad de irse a London ni recorrer largas distancias... como tampoco me importa si es de Chingón-en-Provence o de si le gusta mirar hacia la Meca.... Le he hecho caso y he sido MUY malot@.
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